Iván Cuéllar vivió su última tarde plácida en Chapín, donde
no tuvo que lamentar ningún tanto en contra Sólo ha logrado mantener su
portería a cero en cuatro de los últimos 24 partidos disputados fuera de Gijón
JAVIER BARRIO | GIJÓN..-
El fútbol y el propio sportinguismo ya han echado tierra
sobre las cenizas de la temporada pasada. No hay demasiados datos inspiradores
que rescatar y defender del pasado más reciente, aunque allí se sitúe todavía
el último rastro de máxima solidez que se le detecta al Sporting fuera de casa.
El 18 de mayo, en Chapín, Iván Cuéllar vivió su última tarde plácida a
domicilio. No se vio obligado a recoger ningún balón del fondo de la red. Y eso
no es un hecho frecuente. El equipo de José Ramón Sandoval venció en una
contienda bastante tranquila al Xerez (0-2), un equipo que se desangraba sin
remedio, sin ningún aliciente al que aferrarse, en el último puesto de la
clasificación a la espera de que sonara la campana y concluyera su andadura en
el fútbol profesional.
La tendencia del Sporting fuera de casa desde que regresara
a la realidad de Segunda describe a un equipo nervioso e incómodo, que no se
termina de adaptar a su papel de visitante y que obtiene muy pocos réditos de
sus viajes. Uno de los motivos que podría explicar esta mala dinámica del
conjunto rojiblanco, que la pasada temporada sólo consiguió cinco victorias de
entre todos sus desplazamientos, podría estar estrechamente ligado a las
dificultades que muestra para proteger su portería, algo de lo que obtienen un
evidente beneficio los rivales.
Únicamente cuatro partidos de los veintiún disputados a lo
largo del pasado curso terminaron sin el sobresalto del gol recibido. En los
diecisiete restantes sí hubo daños que lamentar, lo que demuestra el elevado
grado de concesiones que hace el equipo cada vez que se sube al autocar para
emprender un viaje. Se focalizaron en los 34 goles que festejaron los rivales.
La desdicha de los viajes encontró su prolongación en los
tres partidos que ha disputado hasta la fecha el equipo gijonés en el presente
año deportivo. La sangría en territorio extraño no ha cesado pese a la gran
transformación que ha experimentado el proyecto, que de forma irónica se
comporta con la fiabilidad de un reloj suizo en casa. Pero las visitas, quizá
por la arriesgada apuesta de Sandoval, han sido hasta el momento el gran lunar
del técnico de Humanes, dentro, eso sí, de un notable inicio de temporada.
El equipo contabiliza seis goles tras su paso por Huelva,
Ponferrada y, el destino más reciente, Vitoria. La preocupación experimenta un
aumento esta semana con la singularidad de Los Pajaritos, uno de esos campos
difíciles de abordar y poco dado a escenificar triunfos visitantes. Bien lo
sabe el Sporting, que sólo ha ganado dos veces allí -una en la Copa del Rey-
desde que el estadio fuera rebautizado. «Pero si mantenemos la portería a cero
es casi seguro que el equipo marque. Hay que saber defender y volver a intentar
que los equipos no nos marquen goles», avanzó ayer López Garai.
Para contextualizar la importancia de lamentar pocos goles
lejos de El Molinón sólo hay que desmenuzar los números de los equipos que
lograron el ascenso directo desde que la Segunda adquiriera el formato de
liguilla antes del inicio de la temporada 2010-2011. Por ejemplo, el último
campeón de la División de Plata. El Elche de Fran Escribá, que en un vistazo
general únicamente perdió un 17% de todos los partidos que disputó la temporada
pasada, independientemente del escenario, sólo recibió 14 goles fuera del
Martínez Valero. Su balance quedó redondeado con las escasas cinco derrotas que
cedió fuera de su estadio.
Ahí aparece otro factor clave: ninguno de los equipos que
han logrado promocionar a Primera sin pasar por el mal trago del 'play off' han
registrado más de ocho derrotas en sus desplazamientos. El Deportivo, que firmó
esa cifra de tropiezos fuera de Riazor en su último ascenso, se vio reforzado
por un aplastante ejercicio de victorias. Los gallegos ganaron la friolera de
29 encuentros a lo largo del curso para paliar cualquier déficit. El Celta,
segundo, sólo cayó en cinco partidos. Un año antes, el Betis y el Rayo, que en
aquel momento estaba entrenado precisamente por Sandoval, concedieron siete y
cinco derrotas, respectivamente.
Lamentarse muy pronto
Resulta clave también, aunque evidente, empezar sin
sobresaltos los partidos para no desmoronarse antes de tiempo. Muchos de los
goles que recibe el Sporting se localizan en fases muy tempranas de los
partidos, lo que dificulta mucho más la contienda. Pasó en Ponferrada, a los
seis minutos, y se repitió en Vitoria, a los trece. Antes, también. El equipo
del técnico de Humanes recibió ocho goles a lo largo de la pasada temporada
antes de que el cronómetro cruzara el umbral de los primeros veinticinco minutos
de partido. Cinco de ellos se produjeron antes del cuarto de hora. Tres, muy
dolorosos, antes de los tres minutos del inicio del encuentro, casi cuando las
piernas comienzan a calentarse y a adaptarse al nuevo escenario.
El Numancia no parece el mejor rival para enmendar este
camino. A la tradición perfectamente constatable sobre la dureza de Los
Pajaritos se suma el hecho de que todavía no ha perdido partido allí desde
abril del año pasado. Desde entonces han transcurrido siete encuentros.
Fuente: Comercio Digital
¿Os acordáis? Este póster es de las revistas que había en el Molinón, los días de partido, yo creo que este es de la primera temporada en primera (2008-2009) . Este año, no hay revistas ...
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