lunes, 24 de marzo de 2014

Victoria ante el Girona

Víctor RIVERA A los equipos grandes se les distingue porque ganan cuando tienen que hacerlo, cuando no les sirve ningún resultado más que la victoria. El Sporting es un equipo grande en el fútbol de plata, que lucha por regresar al sitio que por historia le corresponde, y ayer dio un paso en firme. La victoria ante un buen colista -nunca puede uno fiarse de un equipo en el que juega Jandro- rearma a los rojiblancos, refuerza su confianza y cierra el peor momento de la temporada. Los tres puntos traen el añadido de la recuperación de algunos jugadores que dejan atrás un pequeño bache.

El equipo de Sandoval fue el último de los aspirantes en entrar en juego y lo hizo sabiendo que Éibar y Deportivo encarecían la lucha por el ascenso directo. El encuentro de La Romareda tuvo cierta influencia en la alineación rojiblanca y decidió a Sandoval a cargar con todo, obviando los ensayos de la semana. El de Humanes armó la artillería serbia y confirmó que había dado demasiada ventaja con la suplencia de Lekic, un futbolista inmenso que engrandece aún más a su compatriota Scepovic. El triángulo mágico lo completa Nacho Cases, que ayer de nuevo abasteció de munición a los artilleros.

Ya se intuía que el Sporting sufría "serbiodumbre", pero la prueba palmaria quedó ayer de manifiesto. Tras una semana crítica, el Sporting se levanta y mira con ambición a su encuentro de la próxima semana en Las Palmas y a los once partidos que quedan por disputar. En un día triste para la democracia española, el Sporting puede prometer y promete que luchará hasta el final por el objetivo irrenunciable del ascenso directo. No será fácil, pero los rojiblancos tienen sólidos argumentos para presentar batalla.

La de ayer fue una tarde feliz para el sportinguismo, que asistió impresionado a la recuperación de Lekic y Scepovic. La mejor noticia para el equipo desde hace meses. Quizá desde hace años. Los serbios se bastan y se sobran para tomar por asalto la defensa más segura. Con una tan inestable como la del colista, se produce una sangría como la de ayer. También Cristian Bustos se suma al sprint final, aunque la falta de rodaje aún no le ha permitido ser el futbolista que se espera.

Pero no todo son parabienes. El Sporting necesita ganar en solidez y mejorar sus prestaciones defensivas. Incluso un equipo en destrucción como el Girona se permitió sembrar el pánico en una zaga rojiblanca que pasó más apuros de lo necesario. Mucha culpa la tuvo Jandro y otra mucha, los nervios que atenazan a los defensas rojiblancos. Bernardo juega a dos mil revoluciones y Mandi sigue sufriendo graves desconexiones que llenan de dudas al equipo.

Así llegó el hermoso gol de Ortuño. Mandi no cortó un balón, el espigado delantero ganó la carrera a Bustos, recortó al impetuoso Bernardo y clavó el balón en la escuadra. La furia serbia puso las cosas en su sitio. Los dos artilleros hicieron blanco (Lekic por segunda vez) y abrieron distancia con el rival. La sensación fue la de que el Sporting podría marcar los goles que fueran necesarios, pero la realidad fue que los reservó para otras tardes y el equipo sesteó durante la segunda mitad. Hubo algunos chispazos que merecieron llegar al electrónico, pero el marcador ya no se movió y el Sporting piensa en Las Palmas.

La artillería serbia reacciona con furia al empate

Si el objetivo era despistar al enemigo, Sandoval logró desconcertar a propios y extraños con su alineación. Carmona e Isma López se quedaron fuera, mientras que Lekic y Santi Jara se colaban en el once. Cuando la cosa se pone seria, los experimentos se aparcan y los mejores futbolistas aparecen sobre el verde. Con Lekic dominando el ataque, Scepovic volvió a escorarse a la izquierda, donde, digan lo que digan, ha ofrecido el mejor rendimiento de la temporada. Porque Stefan Scepovic es mucho más que un goleador excelso. Lo demostró ayer, con un recital de conducciones, pases al espacio e intervenciones plenas de sentido del juego. En la izquierda, Scepovic participa mucho más del juego y cada intervención suya mejora al equipo. Su conexión con Lekic es evidente y el triángulo mágico lo completa Nacho Cases. Ningún otro equipo dispone de este armamento pesado.

La primera bala fue de fogueo, pero causó el mismo efecto que una de calibre pesado en la insegura defensa visitante. Scepovic lanzó a Lekic, que aguantó sin inmutarse la tarascada de Richy y, con todo a favor, no encontró portería. El gigante serbio llevaba meses sin cantar un gol y lo hizo con rabia tras una buena jugada de Sergio y Lora, que cerró los peores minutos rojiblancos, en los que el Girona acusó una evidente falta de pegada.

Aun así, lograron el empate en una meritoria acción del joven Ortuño, que aprovechó la autopista que le abrió la defensa rojiblanca para marcar el gol de su vida. La reacción fue inmediata y contundente: un penalti no señalado sobre Scepovic, un gol del "Pichichi" y el segundo de Lekic, confirmado ya como jugador de talento, habilidad y temple a pesar de ese corpachón que casi obliga a bombardearlo con balones aéreos.

El partido ya no dio para más. Apenas, sirvió para confirmar que el Sporting tiene un serio problema defensivo que puede ser un lastre ante ataques con más empaque que el del colista. El Sporting administró su ventaja durante el segundo tiempo y se limitó a no desgastarse más de lo estrictamente necesario para que la victoria no se viese amenazada.

Desde que Lekic firmó el tercer tanto, ya sólo importó el partido de Las Palmas. Una nueva final en la que los rojiblancos tienen mucho que ganar. Llegan los partidos decisivos, el Sporting asciende un peldaño y se sitúa tercero, posición que históricamente garantizaba el ascenso hasta que alguien inventó este esperpento de la promoción. El Sporting se mantiene al acecho de un mal paso del Éibar y el Deportivo, consciente de que tienen que llegar. Es justo y necesario.



Fuente y fotos: Lne

Minuto de silencio emotivo en honor de Adolfo Suarez. El Sporting volvió a ganar en casa y Cuéllar hizo varias paradas muy buenas. Perdón por la actualización del día anterior, al ser desde el móvil, no quedó muy allá

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