domingo, 23 de febrero de 2014

Sporting 2 vs Alavés 0

El Molinón se suma a la pelea

El Sporting se reconcilia con su campo gracias a una sólida y bien trabajada victoria ante un gran Alavés, que estrelló dos balones en los palos

Víctor RIVERA | Gijón La calidad de una plantilla aparece en las tardes grises. En partidos equilibrados que se resuelven por detalles. Por un paradón de Cuéllar o por el talento ofensivo de un equipo que derrocha gol. Marcó tres, pero le anularon uno por esas cosas extrañas que siempre le pasan al Sporting. Nadie se acordará de ese remate de Bernardo a la red, porque ayer sí, los rojiblancos acertaron a matar el partido. La primera victoria del año en su campo tiene una importancia capital. Reconcilia al Sporting con El Molinón, lo devuelve a la senda de la victoria y cierra el capítulo de quejas y lamentos. El Sporting ganó a un buen Alavés, principalmente, porque tiene mejores futbolistas y amenaza al Éibar, al que debe superar para consolidarse en puestos de ascenso directo.

Al Alavés, seguramente el mejor equipo que ha pasado este curso por El Molinón, le faltó pericia para que su dominio durante el primer tiempo tuviera reflejo en el marcador. Se esperaba más de Viguera, que se perdió en una guerra estéril con los centrales rojiblancos. Tampoco embocó Scepovic, que dispuso de algunas ocasiones y que se estrelló en el larguero. El duelo por el "Pichichi" vivió un combate nulo.

Al Sporting se le comenzó a complicar el partido en el sorteo de campos. Juan Carlos Mandiá demostró que había preparado el choque hasta el último detalle y mandó alterar el orden natural de las cosas en El Molinón. En un movimiento contra natura, el Sporting comenzó atacando hacia la portería del Piles y tal parece que quedó desconcertado. Tras un primer tiempo desnortados, los rojiblancos convirtieron la portería sur en la de los goles y resolvieron el choque en un segundo tiempo con más empaque.

Los que esperaban un Alavés ultradefensivo erraron de pleno. El "Glorioso" salió a El Molinón con el descaro de un equipo histórico, se apropió del balón y encerró al Sporting en su campo. Fue el escenario soñado por Sandoval. Los rojiblancos cedieron la posesión y controlaron sin demasiados agobios las acometidas de su rival. A cambio, salieron a la contra con garbo y fueron suyas las mejores ocasiones.

El escenario cambió notablemente tras el descanso. Al Alavés comenzó a saberle a gloria el empate y el Sporting dio un paso decidido al frente. Con estos movimientos de tropas, mejoró sensiblemente el espectáculo. El fútbol pausado del primer tiempo, dejó paso a emociones más intensas. Cargó con fuerza el Sporting, que vio puerta gracias al instinto de Carmona y a su buen manejo de las dos piernas. Con ventaja en el marcador, los rojiblancos fueron incapaces de controlar el juego, que se convirtió en un peligroso intercambio de golpes. Pudo sentenciar el Sporting, que marcó un segundo gol que pareció legal, a todos menos a uno. La misma historia de siempre. El Alavés se dio con los palos en dos ocasiones, la segunda tras una espléndida parada de Cuéllar que dio réplica a una hermosa volea de Manu García. El Sporting buscó la sentencia hasta el tiempo añadido, en el que los tres futbolistas que habían ingresado al césped como recambio completaron una hermosa contra.

El Sporting suma tres puntos que relanzan sus aspiraciones de ascenso directo. No ha habido trauma aparente tras el atraco de La Coruña, aunque tampoco se vio al equipo enrabietado que se esperaba. Ningún otro rival le ha hecho tanto daño a los rojiblancos este curso como el Alavés. El Molinón se suma a la pelea y llega a tiempo de darle al equipo el empujón que necesita en el tramo final de la Liga.

Sandoval rearma al equipo tras un discreto primer tiempo

Para un sportinguismo al que aún no le han cicatrizado las heridas abiertas en Riazor, no fue sencillo digerir el primer tiempo de su equipo. Se esperaba un Sporting enrabietado que saldría decidido a hacerle pagar al Alavés todas sus cuitas pendientes. No fue así. El conjunto vitoriano se hizo con la pelota y se la fue hurtando al Sporting durante todo el primer tiempo, jugando al gato y al ratón, mientras los rojiblancos perseguían sombras. Si alguien se pregunta cómo un equipo con tan buen trato de balón ocupa puestos de descenso, la respuesta está en el nulo peligro que logró provocar durante el primer tiempo.

A pesar de ser dominado, el Sporting tuvo tres ocasiones serias antes del descanso. Primero Scepovic se quedó sin ángulo tras regatear a Goitia, luego el serbio estampó un cabezazo en el larguero y por último dejó un balón para la llegada de Sergio, que sacó un misil tierra-tierra. Mientras tanto, Cuéllar disfrutaba de una plácida tarde.

Tras el descanso, todo cambió. El Sporting se adueñó del balón y Alavés reculó hasta notar en su espalda las manos de Goitia. Las ocasiones rojiblancas se sucedieron con cierta frecuencia, mientras que el Alavés se mostró más peligroso jugando a la contra. Estrelló dos balones en el palo y, a ratos, pareció capaz de empatar el partido justo cuando el Sporting era mejor. A medida que crecía Nacho Cases, el Sporting conquistaba colinas en territorio enemigo. Cuando Munuera Montero anuló sin razón aparente un cabezazo limpio de Bernardo, todos los fantasmas que han perseguido al sportinguismo durante esta temporada hicieron acto de presencia. Fue el único error de consideración del árbitro andaluz, que se comió la bronca que el sportinguismo le debía a su colega Sánchez Martínez, por hacer bien su trabajo, cuando dio por finalizado el primer tiempo sin permitir que se sacase un córner.

El Sporting pasa la noche en ascenso directo, a la espera de lo que hagan hoy Deportivo y Éibar. El conjunto armero será el próximo anfitrión de los rojiblancos, que necesitan ya dar un golpe de autoridad ante un inesperado rival directo. La victoria sumada ayer permite al Sporting afrontar sin urgencias un duelo por todo lo alto, ante otro rival que está rindiendo a un gran nivel durante toda la campaña.

Una de las buenas noticias del día fue la aportación de los tres futbolistas que salieron del banquillo. En especial, de un Lekic que merece más minutos. La presencia del serbio en el banquillo es un lujo para cualquier equipo de la categoría. También para el Sporting. Lekic regaló ayer una lección de profesionalidad que valió un gol para el equipo. Un gol que acerca al sportinguismo a su objetivo y que relanza sus aspiraciones para el sprint final. Quedan quince pasos.




Fuente y fotos : Lne

Después de varias jornadas sin ganar, por fin ayer ha salido todo y nos llevamos los tres puntinos. Ver desde la grada a  Pichu correr a celebrarlo con el banquillo, no tiene precio. Yo creo en mi equipo. Nos queda un largo camino, pero JUNTOS PODEMOS.



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