martes, 18 de febrero de 2014

Injusto empate

Víctor RIVERA | La coruña | Enviado especial de LA NUEVA ESPAÑA La grandeza la puso el Sporting, confirmado como un firme candidato al ascenso. En casa del más sólido rival, el conjunto de Sandoval mostró sus poderes, impuso su autoridad y redujo al Deportivo a la mínima expresión. Su primer disparo entre palos fue un remate blando de Juan Domínguez en el minuto 87. Ante un estadio con un ambiente magnífico, colorido y entregado, al Sporting le faltó sentenciar en alguna de las claras oportunidades de que dispuso. Hugo Fraile malgastó dos de forma incomprensible.

Lo que le sobró al Sporting fue evidente. Le sobró el hogareño Sánchez Martínez, que ya les ha costado cuatro puntos a los rojiblancos esta temporada. Fue un arbitraje malo y casero. Señaló el doble de faltas al Sporting que al equipo de Marchena y en todas las jugadas decisivas basculó hacia el fardo local. Pitó un penalti discutible a favor del Dépor, anuló un gol claramente legal al Sporting, señaló una falta más que rigurosa al borde del área con el tiempo cumplido, permitió que se sacase un córner un minuto y medio después de haberse superarse la prolongación (que era de cuatro minutos, por lo que no debió jugarse nada) e ignoró la manifiesta falta sobre Mandi que facilitó el remate. Un recital que se cocinó durante la semana en La Coruña con un lamento continuo.

La reacción de los dos equipos al término del encuentro es el mejor resumen. El Deportivo celebraba un empate en su campo como una victoria de quilates, mientras el Sporting lloraba un empate en casa del gran favorito al ascenso. Lo que el Sporting perdió en puntos lo ganó en prestigio. Tras el partido de ayer, nadie duda de que el Sporting es el equipo a batir, diga lo que diga la clasificación. Sería líder destacado de no ser por la cantidad de puntos que le han sisado los árbitros esta temporada. El mejor ejemplo es Sánchez Martínez, con el que, casualidades de la vida, el Sporting no conoce la victoria.

Cuando se rebaje la adrenalina, el sportinguismo estará en condiciones de valorar el buen trabajo de su equipo en La Coruña, donde volvió a ser un conjunto sólido, difícil de superar y con capacidad para crear ocasiones diáfanas. El crecimiento de Sergio, Canella y, sobre todo, Nacho Cases anuncia tiempos felices. El objetivo está hoy más cerca, si nadie vuelve a traer miseria.

Sandoval supera a Vázquez en la batalla táctica

La pincelada de colocar a Lora como tapón en la derecha fue una decisión trascendente. Luisinho y Salomão conforman, seguramente, la mejor banda izquierda de la categoría. Por ahí vino todo lo que propuso el Dépor, pero el Sporting logró minimizar los daños. Hasta el escándalo final, las mejores ocasiones locales llegaron por esa querencia de Cuéllar a vivir en el filo de la navaja. Todo lo demás corrió a cargo del Sporting.

Tanto se había hablado de la estrategia que, cuando el Sporting provocó su primer saque de esquina a los 24 minutos, un escalofrío heló la médula espinal de Riazor. La Mareona, en cambio, se levantó en armas, sabiendo que en esta batalla la superioridad aérea estaba de su lado. Dos córneres consecutivos; el segundo acabó en gol. Fue el delirio. Aparecieron sportinguistas en todos los puntos cardinales de Riazor.

El Sporting decidió entonces controlar el escenario, sin consentir grandes avances de su rival. Ya en el segundo tiempo, Fernando Vázquez movió fichas. Sacó a Toché para jugar con dos delanteros, aunque lo que necesita el Dépor era un goleador verdaderamente voraz, y dejó una defensa con tres centrales. Esta variante no inquietó demasiado a un Sporting que encontró más espacios para correr. Sandoval interpretó el escenario y soltó los galgos. Hugo Fraile y Santi Jara tenían la misión de ocupar el espacio al costado de los centrales. Luego entró Lekic por un Scepovic agotado.

Como los dos serbios no coincidieron sobre el césped, ninguno de los dos marcó. Al menos, no de forma legal. Quizás haya que interpretar por esta vía, la sorprendente decisión del asistente de Sánchez Martínez de invalidar un gol marcado por el "Pichichi" rojiblanco en posición legal. Mandi anduvo listo para sacar rápidamente una falta, mientras Marchena hablaba de sus cosas con Insúa. Scepovic levantó el vuelo y superó a Fabricio.

El segundo gol se veía venir, pero no era el día de Hugo Fraile. Primero, desaprovechó una buena contra lanzada por Lekic y resuelta con un pase de la muerte de Santi Jara. El onubense se llenó de balón y se vació de puntería. Luego, en un dos contra uno, ignoró a Lekic en un pase de libro y se complicó la vida con un regate tan flojo como inoportuno.

Era el tiempo añadido y la mayoría de los aficionados gallegos había vaciado ya sus asientos al no estar invitados a la fiesta de la Mareona. La aguó Sánchez Martínez, que trajo la miseria a un partido que le quedó grande. Enorme. Un mal árbitro en un gran escenario, con los dos equipos más fuertes. Miseria entre grandeza.

Fuente y fotos: Lne

Antes de nada, siento no haber podido actualizar estos días, mañana subo las foto que hice yo del parti. Nunca ví fuera de casa, recibir como se recibió al Sporting en Coruña, la gente entregada, se te ponían los pelos de punta, impresionante. Yo creo que no se deberían permitir estas cosas, un penalti de lo más riguroso, un gol anulado mal, se añade un tiempo extra y se sigue y sigue jugando hasta que el Depor , mete gol ,¿ por que nos lo ponen tan difícil? Orgullosísima de mis jugadores. 

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