lunes, 9 de diciembre de 2013

Victoria ante el Hércules

Los gijoneses pasaron apuros ante el Hércules al no aprovechar las claras ocasiones que tuvieron al contraataque El tanto del extremo y la solidez defensiva aúpan al equipo de Sandoval al tercer puesto de la clasificación

Los gijoneses pasaron apuros ante el Hércules al no aprovechar  las claras ocasiones  que tuvieron al contraataque

MANUEL ROSETY mrosety@elcomercio.es | ALICANTE..-
El Sporting consiguió una trabajada victoria sobre el Hércules en un partido que estuvo marcado por las imprecisiones, con demasiados errores en el pase y sin capacidad para haber asegurado la victoria con una mayor contundencia ante un rival que pecó de nerviosismo.

Inicialmente, Sandoval mantuvo el dibujo táctico, con una defensa de tres, en una tarde-noche en la que el técnico madrileño llegó a cambiar el estilo de juego hasta en tres ocasiones para buscar una mayor solidez defensiva. En la alineación, la novedad fue la presencia de Santi Jara, futbolista que sería determinante al firmar el gol de la victoria.

El inicio del partido estuvo marcado por la superioridad gijonesa ante un rival que dio muestras de nerviosismo y de afrontar el partido temeroso por la presencia del dúo serbio en la vanguardia del Sporting. El mejor control de los gijoneses se vio recompensado en el segundo minuto del partido con el tanto que decidiría el encuentro. Un saque de esquina botado por Nacho Cases fue desviado por el tacón de Lekic. El balón le quedó a Santi Jara, quien armó un potente disparo que superó a un impotente Aulestia.

Con ventaja en el marcador, los gijoneses mantuvieron el control del partido, en el que solo les faltaba asegurar mejor la victoria. Las oportunidades de remate fueron de los de Sandoval, con protagonismo para Lekic en un centro lejano al que el serbio no llegó por poco; Barrera, quien disparó con potencia a la cruceta superior derecha de la portería herculana, y Cases, que lanzó fuera un buen centro de Jara. El gijonés intentó parar el balón cuando estaba en posición para el remate.

Pasado el minuto veinte, la decoración empezó a cambiar con las internadas de los jugadores locales por las bandas, zona en la que el Sporting sufría. Las subidas de los laterales del Hércules provocaban superioridad ante la defensa gijonesa, con peligros aislados para Cuéllar. El Sporting perdió en esta fase la imagen de comodidad que tuvo en los primeros compases. En el centro del campo faltaban apoyos y la delantera empezó a estar mal servida. Por el contrario, el Hércules empezó a aprovecharse de las indecisiones defensivas de los de Sandoval. Cuéllar paró todos los sustos, sobre todo un remate de Portillo, en un disparo del lateral Álex Muñoz, y un golpe franco ejecutado por Eldin.

La fase final del primer tiempo estuvo marcada por la presión del equipo alicantino, que sólo se difuminaba con los contraataques gijoneses. Lekic y Scepovic tuvieron la oportunidad de sentenciar el partido, pero la falta de coordinación les hizo caer en un fuera de juego que impidió que el segundo tanto subiera al marcador. El miedo de los locales, mientras, se apreciaba en las jugadas de estrategia ejecutadas por el Sporting sobre el área local, donde se encerraban hasta diez jugadores herculanos.

En el descanso, el equipo alicantino modificó su estilo con la incorporación de Javi Hervás, quien asumió el papel de organizador, pero desde muy atrás. Mientras, el puesto del sacrificado Sardinero lo asumía inicialmente Eldin. En el Sporting se produjo la primera variante táctica. Sandoval convirtió el estilo de su equipo en un 4-3-3, con Scepovic desplazado a la izquierda. El Hércules presionaba con más insistencia, mientras que en el equipo gijonés se buscaba una mayor solidez defensiva para frenar las avalanchas alicantinas. El juego de los locales se resumía en entradas por las bandas para colgar balones al área o tratar de hacer paredes en sus inmediaciones. En las alturas, el control era total de los rojiblancos, que también se mostraban contundentes en los despejes.

El Hércules presionaba más, pero lo hacía con demasiadas imprecisiones y un excesivo nerviosismo. Éste era el guión de un partido en el que los locales buscaron todas las alternativas posibles para tratar de sorprender a los de Sandoval, objetivo que resultó infructuoso. Uno de los jugadores que creaba más complicaciones a la zaga gijonesa era Eldin, desplazado en ocasiones al centro, además de la rapidez del japonés Sugi, pero ambos se estrellaban contra la defensa gijonesa.

El Sporting se defendía con orden y trataba de sorprender al Hércules en los contragolpes. Estuvo a punto de conseguirlo Scepovic en un disparo desde el centro del campo en el que se dio cuenta de la posición adelantada de Aulestia, pero el balón se fue por encima del larguero por muy poco.

Sandoval volvió a cambiar el dibujo con la entrada de Isma López para transformarlo en un 4-2-3-1. El navarro se ubicó en la banda izquierda y Scepovic pasó al eje del ataque. El extremo dio su primer aviso a la defensa herculana en una internada en el área en la que acabó por el suelo. Los gijoneses pidieron un penalti que el árbitro no apreció. La jugada, según el criterio del navarro, fue más que dudosa. Poco después llegó la ocasión de Iván Hernández, en un remate ligeramente alto, en una posición en la que no esperaba que le llegara el balón.

En la última fase del partido, el Hércules quemó todas sus naves. Quique Hernández retiró a los dos laterales para dar entrada a jugadores con un mayor potencial ofensivo. Primero, Gai Assulin. Después, Dioni. El israelí tuvo la oportunidad más clara para empatar en una de las pocas indecisiones de la defensa gijonesa, pero su lanzamiento fue rechazado por el poste izquierdo de la portería de Cuéllar.

Nerviosismo con el balón
Sandoval buscó atar a la zaga herculana con la rapidez de Mendy. El partido estaba en una fase alocada por la presión alicantina. A los gijoneses les interesaba tener el balón lejos de su portería, aunque en los despejes se contagiaban del nerviosismo local y se sumaban al rosario de imprecisiones, lo que era el mayor peligro para su portería. De todas formas, el equipo local estaba demasiado impreciso y acusaba el esfuerzo.
Lo mejor del partido fue la serenidad defensiva y el resultado. Los rojiblancos dieron sensación de ser un equipo más sólido, aunque les faltó contundencia para haber ganado con una mayor solvencia. La falta de acierto en la delantera fue esta vez lo que impidió la posibilidad de haber ganado con una mayor comodidad. Los tres puntos permiten al Sporting alojarse en la tercera posición de la tabla, en una situación de mayor optimismo.



Fuente y foto: Comercio digital

Tras la victoria de ayer, nos ponemos terceros, gran noticia. El susto del partido lo dió Pichu, que espero que este para jugar ante el Mirandés, sino tendrá que jugar Dennis , ya que Alberto esta fuera por sanción

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